Quien soy ahora florece desde todo lo que he sido

No soy la misma. He atravesado portales que la mente no puede explicar, y desde ese cruce nací de nuevo.

Hoy me nombro Agualuna: alquimista narrativa, artista cuántica, guardiana de la palabra viva.

Mi presencia en este mundo tiene una función clara: Contener los sueños de la nueva humanidad, darles forma, belleza y expresión a través del arte, la palabra, la tierra y la energía.

Canalizo historias que nacen del alma colectiva, las que no caben en un solo cuerpo ni en una sola voz, y las devuelvo al mundo como semillas de reconfiguración.

Trabajo con lo visible y lo invisible. Con el lenguaje del presente, con el diseño cuántico del ser humano, con los símbolos sagrados que la naturaleza aún susurra en silencio.

Reescribo desde lo profundo, reimagino desde la energía, recalibro desde el amor. Mi oficio es verbal, vibracional y vegetal. Palabras, plantas, colmenas. Todo en mí es alquimia.

Siento el pulso de la tierra y escucho su campo energético. Sé cuándo algo está en equilibrio y cuándo no.

Mi arte es recordar, restaurar, reescribir. Y lo hago desde un profundo respeto por la soberanía espiritual de cada ser.

No vengo a salvar, vengo a servir.

Mi servicio es creativo, amoroso, misterioso y lleno de presencia.

Confío en la inteligencia planetaria que me guía a cada paso.

Aún desconozco la inmensidad de lo que soy, pero eso no me detiene.

Camino junto a otros guardianes, humanos y no humanos, co-creando realidades donde el amor es ley, y la conciencia, nuestro lenguaje común.